Actualmente estamos en periodo de prácticas, aunque ya finalizando. En mi centro estoy con una tutora de primer ciclo, maestra de 1º de Primaria. En la única asignatura de la rama artística que puedo impartir algún tipo de conocimiento a mis alumnos es en la asignatura de plástica. Esta asginatura la tenemos los viernes a última hora (sólo 45 minutos, aunque como la profesora es la tutora de los niños y tiene justo antes otra clase con ellos, es flexible con el horario y la programación, llegando a ampliar o a unir las asignaturas).
Y pensaréis: "¿¡Sólo 45 minutos semanales para que unos niños de 6 o 7 años puedan dedicarse a la creatividad y a desarrollar la imaginación!?". Pues sí, sí... como lo leéis. Pero música no es tan desafortunada. Los niños pueden ir a dos sesiones de 45 minutos a la semana, osea: ¡un total de hora y media semanal de ración musical! ¡Qué pérdida de tiempo! ¿No? (Sarcasmo...).
En fin, gracias a Dios he tenido la infinita suerte de topar con una maravillosa maestra de música. No sólo me invitó a presenciar varias clases de música (y de distintos cursos para ver la diferencia), sino que me ha enseñado trucos pedagógicos que utiliza para la enseñanza. Y he de decir que se me caía la baba viendo a los niños en plena acción dentro del aula.
En mi asistencia a música he podido ver el aula, su disposición y su contenido. Las mesas están puestas en forma de U, pero me explicó la maestra que los niños suelen sentarse en el suelo (sobre unas fichas de puzzle gigantes de goma con números y letras), dependiendo de la actividad. Todos los niños dejan allí sus cuadernos, sus flautas y sus materiales respectivos a la asignatura. Lo gestiona todo la maestra.
En la sesión a la que pude asistir de 1º, observé cómo los niños trabajaban su primera relación con el pentagrama y algunas notas musicales. La aplicación didáctica consistía en que los niños (sentados en el suelo) rodeaban un pentagrama gigante hecho en el suelo con celofán de colores.
La maestra me explicó que algunas líneas tienen el color a propósito para un aprendizaje más significativo. Por ejemplo, la línea amarilla corresponde en un pentagrama a la nota SOL, de esta manera asocian el color al nombre de la nota.
Posteriormente les explicó que en un pentagrama hay 5 líneas y 4 espacios, dándoles tarjetas amarillas numeradas del 1 al 5 y naranjas del 1 al 4, para que las situaran en las líneas y en los espacios.
Fueron saliendo por turnos a poner las tarjetas en sus lugares correspondientes. Después, salían de dos en dos para situarse de pie sobre las líneas y los espacios. La maestra les decía de manera aleatoria, a esos alumnos, en qué línea o espacio tenían que situarse, de tal manera que se tomaban como un juego el aprendizaje, teniendo que saltar de una línea a otra o de un espacio a otro. Cada vez se aumentaba más la dificultad y la maestra les daba las órdenes aumentando y disminuyendo la velocidad, en inglés, con sumas, con restas... ¡Qué bien se lo pasaban! Y, sin embargo, una manera fantástica para globalizar la música con las matemáticas y el inglés.
El siguiente paso fue repasar en alto el nombre de las notas musicales y situarlas en el pentagrama (de DO a LA). De hecho, en esa misma clase los niños aprendieron que DO se sitúa en una línea extra, lo que les despistaba un poquito a la hora de situarlo. Pero con el juego lo terminaron aprendiendo.
En la siguiente hora le tocó clase de música al otro aula de 1º, y también pude asistir para ver la diferencia, pues según la maestra nunca sale igual la misma programación en una clase que en otra. ¡Y cuán razón tenía! Por lo general pudieron jugar a lo mismo, pero la primera clase fue más avanzada porque en este grupo nos entretuvimos más en repasar las líneas y los espacios en otros idiomas. Existe más diversidad en este grupo, en lo que a las nacionalidades se refiere, por lo que tuvimos que contar en inglés, en japonés, en chino, en rumano y en español. Lo que nos quitó mucho tiempo para trabajar las notas, ¡pero resultó ser muy educativo! Además de divertido y significativo, porque los niños disfrutaban poder salir y hacerlo de una manera especial que sólo ellos sabían. Y sus compañeros disfrutaban de la motivación que les transmitíamos, lo pasaban bien animando y repitiendo los números en otros idiomas, aprendiendo cosas nuevas.
La maestra de música también me invitó a otra sesión para poder observar la iniciación a la flauta del curso de 3º, pero no pude asistir debido a mi compromiso con mi tutora, la cual requirió mi presencia para apoyar en un examen a un par de alumnos. (Sí, habéis leído bien... exámenes en 1º, ¡puntuados con nota númerica y todo! Un gran aporte de nuestro gobierno...). Pero aunque no pude asistir a esa sesión, me reuní con la maestra de música en otro momento y me explicó su aplicación didáctica y pedagógica:
Para que los niños de 3º se inicien a la flauta, les deja primero experimentar con el instrumento (observarlo, tocarlo, soplarlo...). Cuando están más familiarizados con la flauta, le tienen que pegar dos pegatinas de diferente color. Esos colores serán, por ejemplo, rojo y azul. Ponen una pegatina
roja en la parte de la flauta donde se apoya el dedo pulgar de la mano
izquierda y una azul donde se coloca el dedo pulgar de la mano derecha. Después, la maestra les pega otra pegatina roja en la mano izquierda y otra azul en la
mano derecha. De esta manera, irán aprendiendo cómo coger este instrumento de manera significativa.